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En el ámbito de la luz, no todos los colores son iguales. Cada tono que percibimos se origina en una sinfonía compleja de partículas y ondas. La temperatura del color, sin embargo, va más allá del mero color para definir la "sensación" de la luz que vemos. Este concepto tiene sus raíces en el trabajo del científico británico Sir William Thomson, también conocido como Lord Kelvin. Calentó un bloque de carbón y, mientras brillaba, la luz emitida cambió de color. Estas variaciones de color a diferentes temperaturas se convirtieron en la base de la escala de temperatura Kelvin que usamos hoy para medir la temperatura del color. Solo recuerda que, a pesar de su nombre, la temperatura del color no indica el calor real de una fuente de luz.
Desglosando el espectro de temperatura de color, encontramos que varía de 1000K a 10 000 K. Sin embargo, el rango comúnmente utilizado para aplicaciones de iluminación comercial y residencial se encuentra entre 2000K y 6500K. Por debajo de 2000 K, la luz emitida resuena con el tenue y acogedor resplandor de la luz de las velas. A medida que ascendemos en la escala de 2000K a 3000K, nos encontramos con una luz "blanca cálida" que varía de naranja a blanco amarillento.
Avanzando hacia 3100K y 4500K, encontramos luz "blanca fría" o "blanca brillante", que presenta una luz blanca más neutra, que ocasionalmente revela un tinte azul. Desde 4500K y más allá, pasamos a la temperatura de color de "luz del día", que imita la luz azul-blanca de la luz natural del día. Cada punto de esta escala tiene un propósito único y crea un estado de ánimo o una atmósfera distintivos.
La iluminación va más allá de la mera iluminación; puede influir en nuestro estado de ánimo, percepción y productividad. Una habitación bien iluminada con la temperatura de color adecuada puede hacerte sentir enérgico, tranquilo o concentrado, según tus necesidades. Las temperaturas de iluminación cálidas entre 2000K y 3000K se usan comúnmente en espacios habitables, ofreciendo un ambiente acogedor y relajado. Estos tonos son favorecedores para los tonos de piel y la ropa, lo que los hace perfectos para reuniones sociales.
Por otro lado, las temperaturas de color más frías entre 3100K y 4500K producen una luz blanca más neutra, lo que promueve la concentración y la productividad. Son ideales para espacios orientados a tareas, como oficinas en el hogar, cocinas y áreas de estudio. La clara distinción entre iluminación cálida y fría subraya la necesidad de un diseño de iluminación adecuado, guiado por una comprensión profunda de la temperatura del color
En el ámbito del diseño de iluminación, la temperatura del color tiene una importancia primordial. El ambiente deseado de una habitación, su uso funcional e incluso su decoración y paleta de colores dictan en gran medida la temperatura de color ideal. Por ejemplo, las habitaciones con tonos cálidos (rojos, naranjas, amarillos o madera) se benefician de una iluminación blanca cálida, ya que acentúa estos colores y crea un ambiente acogedor y atractivo.
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Como alternativa, las habitaciones con tonos fríos (azules, verdes, grises) parecen más vibrantes y definidas bajo una iluminación blanca fría. Este tipo de iluminación puede hacer que las superficies blancas parezcan 'nítidas' y mejorar la productividad, por lo que es una opción excelente para lugares de trabajo o habitaciones con mucha luz natural.
Cuando se trata de tomar la decisión correcta, comprender los conceptos básicos de la temperatura del color puede influir en gran medida en las decisiones que tome para sus necesidades de iluminación.
En un entorno comercial, la temperatura del color puede desempeñar un papel importante a la hora de determinar cómo se perciben los productos y servicios. La mayoría de la iluminación comercial se encuentra entre aproximadamente 2000K y 6000K, pero dominan dos niveles de temperatura de color, es decir, "blanco cálido" y "blanco frío" (techhive.com). Por ejemplo, una joyería podría optar por una temperatura más fría para resaltar mejor el brillo de los diamantes y los metales preciosos, mientras que una panadería podría utilizar una luz cálida para acentuar los tonos dorados del pan y los pasteles, haciéndolos parecer más apetitosos.
En entornos de oficina, a menudo se prefiere la luz natural para mejorar la productividad y el estado de alerta. Cuando se trabaja en espacios con buena iluminación natural (es decir, de la luz solar), la visión borrosa, los dolores de cabeza y la fatiga visual se reducen hasta 84 por ciento, según los resultados de la investigación realizada por el Departamento de Diseño y Análisis Ambiental de la Universidad de Cornell.
Para los espacios residenciales, las opciones dependen en gran medida de las preferencias personales y del ambiente que desee establecer en las diferentes habitaciones. La luz blanca cálida puede crear un ambiente acogedor y confortable, ideal para dormitorios y salas de estar, mientras que la luz blanca fría puede ser preferible en una cocina o una sala de estudio, donde las tareas requieren una buena cantidad de precisión y concentración.
Las luces LED han supuesto una revolución en la tecnología de iluminación, con su eficiencia energética y su larga vida útil. Pero su impacto no se detiene allí. También ofrecen una amplia gama de temperaturas de color, ampliando las posibilidades para crear diferentes ambientes. Desde el blanco cálido hasta la luz diurna fría, las luces LED ofrecen una variedad de opciones para los consumidores e incluso CCT ajustable. Esta flexibilidad, junto con la calidad, la eficiencia y la longevidad, hacen que los LED sean la opción preferida para muchos.
LED, como los que ofrece Infraluminio, vienen en varias temperaturas de color para adaptarse a diferentes requisitos. Ya sea luces de la calle, luces de jardín, luces de inundación o luces del estadio, comprender la temperatura del color se vuelve esencial para seleccionar la luz LED adecuada para sus necesidades.
La temperatura del color es un aspecto crucial de la iluminación que influye en gran medida en el estado de ánimo, la percepción y la productividad. Al comprender el concepto y las implicaciones de la temperatura del color, podemos tomar decisiones informadas sobre nuestro diseño de iluminación y, en última instancia, crear espacios que no solo sean estéticamente agradables, sino también funcionalmente efectivos y emocionalmente reconfortantes.